Recuerdo que de niña mi madre siempre intentó domesticarme. No es que la señora sea machista, pero siempre consideró que mi hermano por el solo hecho de ser ‘el único hijo varón, y encima el más chico de 7 hermanos’ debía ser atendido como el Gurrumín de la familia. Por lo tanto, a él nunca le exigió actividades del tipo domésticas.
No, no es que pase de alto el hecho de que mi hermano, por el simple hecho de haberse criado entre 6 mujeres no se merezca el premio a los huevos de oro, no. Pero tampoco me parece justo que por el simple hecho de sobrevivir entre gritos, charlas, y ropa de mujer, se merezca un trato peculiar. Al contrario, podría decir que para que salga machito, lo ideal hubiera sido que… No, no, es cierto, tal vez si lo hubieramos hecho cocinar ahora tendría un hermano diseñador de ropa. yo me pregunto: Será por eso de vivir entre cotorras que eligó una profesión tan hermética como la de Ing. en Sistemas, [o algo así]?, Guerever.
Mi madre, desde que fuí muy pequeña, me enseño a lavarme el guardapolvo del colegio, [porque imagináte que si tenía que lavar 7 se quedaba sin manos, no eran épocas de lavarropas, o éramos una familia pobre, no sé]. Decía, desde chica me enseño a barrer, a limpiar, a lavar la ropa. Por supuesto eso no quiere decir que yo haya aprendido algo, quienes me conocen saben perfectamente, que en rigor, invito a mi madre a pasar largas estadías en mi casa por el simple hecho de que será quien, durante dicho lapso de tiempo, realice las labores del hogar. El resto del tiempo, cuando no está, mi casa es un caos.
Pero decía, si bien mi madre se esmeró, sin éxito alguno, en enseñarme a ser ‘una señorita’, [porque parece que ser señorita lleva implícito el hecho de poseer determinados dotes sirvienteriles], yo jamás presté demasiada atención a sus sermones, porque lejos de quedarme fregando en mi casa, prefería hacer otras cosas, como por ejemplo, clavarle cucharas a mi hermanito en los ojos.
Así como sé que era un solcito también sé que, previo a las enseñanzas maternas de cómo fregar un guardapolvos, yo ya era toda una autodidacta. Recuerdo que a mis 2 años, una tarde, se me dio por lavar mi bombachita. Un ejemplo de trabajo y esmero, diría cualquiera, [ o explotación infantil]. Bueno, eso si no fuera porque me senté a lavarla con todos los cepillos de dientes que había en la casa. Imagináte cómo se puso mi madre, cuando me vio meta fregar con los cepillos y el dentífrico. Pero eso no es lo peor, lo que más perturbo a mi madre fue el lugar en donde decidí llevar a cabo mi empresa.
Y bueno que se joda, se ve que escuché de refilón su discurso machista, y decidí hacerle caso. Al final quién la entiende, ¿lavar o no lavar? Esa es la cuestión.
A ver si adivinan en dónde refregué mis ropas.
Feliz cumple a mi hermanito que el miercoles, y desde India, festejó sus 27!.