Auditame ésta.

Mi vida necesita orden. Mucho y urgente.
Primero que nada, estoy teniendo sueños en dónde ‘Buenos Aires’ aparece cómo protagonista. Eso es un G-r-a-n indicio de que estoy al borde de un colapso nervioso. ¡¿Cómo puede ser que extrañe los piquetes, los colectivos repletos, el tránsito, las dos horas y media que tardaba en hacer 20 cuadras, el olor hediondo que emerge de las bocas de los subtes?!. ¿Cómo? Que alguien me explique, porque mi cabeza retorcida no da para mas, y está en estos momentos siendo golpeada repetidas veces por el un martillo gigante, que sin lugar a dudas, saca de su bolsillo el pelotudo que me audita. Mientras me habla, - de no se que evaluación de desempeño de no se quién-, yo imagino estar echada como morsa en alguna playa del caribe. Sin posibilidad alguna de que me llamen a las 10 de la noche pidiéndome el informe de no se que poronga, para presentar en la AFIP. Por Dios, cómo quisiera tener el valor de partirle los biblioratos en la cabeza. Lo dejaría tirado en el medio del archivo, hablándole pelotudeces a los pajaritos que, producto del golpe, darían un sin fin de vueltas alrededor de su sien. ¡Hijo de puta!. ¡Pará un poco! Venís dos días, D-O-S, de Buenos Aires, no sos capaz de traer UN puto Havanna y encima pretendés que te responda con la celeridad de alguien que habría almorzado. Estoy con el azúcar baja ¡infelíz!. Claro, total al señorito hoy a la noche lo agasajan con un asado en la casa del gerente. TODOS PUTO’. Vos, el muñeco del gerente, y los otros 2 idiotas que te escoltan desde Ezeiza. Y no, al asado no voy, ni en pedo.

Auditoría del orto. ¿Quién carajo las inventó?.