Era apta para todo público

Un mensajito de texto osa despertarme. Agarro el celular y el mensaje reza: ‘el tel. es xxxxxxxxxxx, y el de la casa xxxxxxxx’, remitente: mimadre. Puteo mal. Intento seguir durmiendo. Voy para un lado, -el gato viene conmigo dado que mi voluptuosidad lo levanta-, nada. Voy para el otro lado, nada. Decido levantarme a las re puteadas. Voy al baño me higienizo, y después me dirijo al living. La vieja está sentada en una silla mirando la tele mientras, con ambas manos, se pone unos ruleros. Realmente es bizarro ver esta imagen con la cantidad de aparatos rulereantes que hay por ahí, los ruleros son obsoletos, pienso. Sin embargo mi madre,-obsoleta toda ella-, insiste con usarlos. La miro y me dice: ¿qué me mirás? No le contesto. Me torea, le digo: nada. Me dice, el agua sale pero sale poquita, le digo bueno. No hay cosa que me ponga de peor humor que tener a alguien que me informe de cosas, datos, estadísticas, minutos después de despertarme, o sea: no voy a recordar nada, sabelo. Para contrarrestar su comentario insulso le digo: me mandaste un mensaje con un teléfono, ¿por qué?, ay ay ay, me confundí. Se lo quería mandar a Pxxxxx, le digo: oíme, de la C de carolina a la P, hay todo un abecedario, cómo mierda te confundís. Se ríe. La miro con mucha cara de ¬¬.
Decido dejar de mirar a mi madre y hacer algo más (¿) interesante y me pongo a cortar telas, unas telas preciosas que compré antes de ayer, para seguir haciendo mis creaciones espectaculares. Pienso y no se me ocurre qué corno hacer, pero de pronto, ja, soy un genio del Olimpo (¿), se me ocurre hacer una ballenita. Hago el dibujo en la tela, lo coso con la máquina, pero en el momento de darlo vuelta, pimba, la cola me queda como el culo, [vaya coincidencia: cola = como el culo], ja.
¿Qué carajo hago con la ballena sin cola?. Como soy un Genio del Olimpo (¿), decido darla vuelta y convertirla en una duendita divina. Malditos, miren y aprendan. Pero claro, cuando llega el momento de pedir opiniones mi madre, siempre tan simpática ella, me dice, eso es horrible. AHhhhhhh herejía, herejía, vieja malvada, Cruela de Vil. ¿Cómo te atrevés?. Me mira y se ríe. Mientras, yo me acuerdo de ese programa de tele: atreverse. Ja. Ya no hay respeto por el arte. Carajo.
Se me acerca la vieja y entre sus manos trae un cacho de tela. Le digo, qué es eso, me dice: estuve tratando (¿) de coser con tu máquina pero esa máquina va muy rápido (sic), es que es moderna, le digo. Tu maquina era del siglo pasado literalmente. Me dice sí, pero ‘era apta para todo público’'. Aajajajajajjaja me río de Janeiro, jajajajjajajaj. Le digo sí, pero la mía es automática, es decir eléctrica, y la tuya era a pedar, qué antigüedad. Me dice sí, pero la podían usar las viejas. Sí, le digo, pero después te quedaban las gambas de Maradona. Y me río como foca. De pronto se levanta el ser del demonio. Y me ve bailando como foca y riéndome, y me imita. Se va para la cocina y decido hacer toda una performance para mi madre. Le digo, vos haceme la segunda (¿), que yo bailo como Susana Gimenez y canto ‘detrás de todo solo hay unaaa mujer’ Bis. Me dice dale. Y salimos de la cocina en trencito, cantando y moviendo los brazos para los costados. Supremo, pienso. Mi madre se ríe y nos dice, qué pelotudos.